viernes, 27 de agosto de 2010

Setenta balcones y ninguna flor


Setenta balcones hay en esta casa,

setenta balcones y ninguna flor...

A sus habitantes, Señor, qué les pasa

Odian el perfume, odian el color

La piedra desnuda de tristeza agobia,

dan una tristeza los negros balcones

No hay en esta casa una niña novia

No hay algún poeta bobo de ilusiones

Ninguno desea ver tras los cristales

una diminuta copia de jardín

En la piedra blanca trepar los rosales,

en los hierros negros abrirse un jazmín

Si no aman las plantas no amarán el ave,

no sabrán de música, de rimas, de amor.

Nunca se oirá un beso, jamás se oirá un clave...

Setenta balcones y ninguna flor.
Baldomero Fernández Moreno

jueves, 26 de agosto de 2010

LA TRISTEZA Y LA FURIA


Había una vez…
Un estanque maravilloso.
Era una laguna de agua cristalina y pura donde nadaban peces de todos los colores existentes y donde todas las tonalidades del verde se reflejaban permanentemente…
Hasta ese estanque mágico y transparente se acercaron a bañarse haciéndose mutua compañía, la tristeza y la furia.

Las dos se quitaron sus vestimentas y desnudas, las dos, entraron al estanque.
La furia, apurada (como siempre está la furia), urgida -sin saber por qué- se baño rápidamente y más rápidamente aún salió del agua…

Pero la furia es ciega, o por lo menos, no distingue claramente la realidad, así que desnuda y apurada, se puso, al salir, la primera ropa que encontró…

Y sucedió que esa ropa no era la suya, sino la de la tristeza…

Y así vestida de tristeza, la furia se fue.

Muy calma, y muy serena, dispuesta como siempre, a quedarse en el lugar donde está, la tristeza terminó su baño y sin ningún apuro (o mejor dicho sin conciencia del paso del tiempo), con pereza y lentamente, salió del estanque.

En la orilla encontró que su ropa ya no estaba.

Como todos sabemos, si hay algo que a la tristeza no le gusta es quedar al desnudo, así que se puso la única ropa que había junto al estanque, la ropa de la furia.

Cuentan que desde entonces, muchas veces uno se encuentra con la furia, ciega, cruel, terrible y enfadada, pero si nos damos el tiempo de mirar bien, encontramos que esta furia que vemos, es sólo un disfraz, y que detrás del disfraz de la furia, en realidad… está escondida la tristeza.

Instantes (Jorge Luis Borges)
Si pudiera vivir nuevamente mi vida.
En la próxima trataría de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido, de hecho
tomaría muy pocas cosas con seriedad.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría
más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería
más helados y menos habas, tendría más problemas
reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente
cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría.
Pero si pudiera volver atrás trataría de tener
solamente buenos momentos.
Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;
no te pierdas el ahora.
Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,
una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;
Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano.
Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios
de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño.
Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres
y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante.
Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.

lunes, 23 de agosto de 2010


Por una mirada, un mundo;
por una sonrisa, un cielo;
por un beso... ¡Yo no sé
qué te diera por un beso!


Gustavo Adolfo Bécquer
RIMA XXIII

Vivir para dar,
Caminar para encontrar,
Sonreir para alegrar,
Tener para compartir,
Repartir para aliviar.
Esperar para abrazar.
Quiere y podrás,
Reflexiona y te instruirás,
Busca que hallarás,
Persevera y lograrás,
en lo que tu te ayudas, Dios te ayudará.
Y en lo que ayudes a otros,
Dios sonreirá.

sábado, 14 de agosto de 2010


Sólo las personas tiernas son realmente fuertes.

Haré que la ternura te llegue entre las olas y que el rocío del alba jamás te encuentre a solas, que la espuma te arrulle dormido entre mis brazos y ser como la espuma besándote los labios.

El Ombligo


¿Saben de dónde proviene nuestro ombligo?

De cuando estabamos por nacer y Tata Dios pasaba y con su dedo tocaba nuestra panza y decía: éste está a punto, a éste le falta un poquito...

Cris

jueves, 12 de agosto de 2010

ABRAZOS


Abrazar es una grandiosa medicina. Transfiere energía, y da a la persona que es abrazada un estímulo emocional.

Necesitamos cuatro abrazos al dia para sobrevivir,

ocho para mantenernos,

y doce para crecer.

Un abrazo te hace sentir bien. La piel es el organo más grande que tenemos y necesita mucho cariño. Es también, una forma de comunicarse. Puede decir las cosas para las que no tienes palabras y lo mejor acerca de un abrazo es que no puedes dar uno sin recibir otro.

El amor no es encontrar a alguien con quien vivir.


Es encontrar a alguien con quien no se puede dejar de vivir!!!!


miércoles, 11 de agosto de 2010

Ejercicio: El Manantial de Anthony de Mello


Muy buen ejercicio para hacer. Siempre es importante hacer estos descansos, es decir, tiempos para uno mismo donde podamos mirarnos hacia adentro.

1. Tales cosas amo en la vida:
Cosas que saboreo...
contemplo...
huelo...
escucho...
toco...

2. Tales experiencias aprecio...

3. Tales conceptos me han ayudado a liberarme...

4. Tales creencias he dejado atras...

5. De tales convicciones vivo...

6. Tales son las cosas para las que vivo...

7. Tales ideas he adquirido en la escuela de la vida:
ideas acerca de Dios,
del mundo,
de la naturaleza humana,
del amor,
de la religión,
de la oración...

8. Tales riesgos he corrido...
tales peligros he buscado...

9. Tales sufrimientos me han moldeado...

10. Tales lecciones me han moldeado...

11. Tales influencias han configurado mi vida (personas, ocupaciones,
libros, acontecimientos...)...

12. Tales textos bíblicos han iluminado mi camino...

13. Tales cosas lamento de mi vida...

14. Tales logros he alcanzado...

15. Tales personas llevo en el corazón...

16. Tales deseos no he satisfecho...

Escojo un final para este documento:
un poema (mío o de cualquier otro);
o una oración;
o un dibujo
o una fotografía de una revista;
o un texto bíblico;
o cualquier cosa que me parezca podría ser una apropiada conclusión.