
jueves, 14 de abril de 2011
EL ECO DE LA VIDA

Un niño y su padre caminaban entre las montañas. De repente, el hijo tropezó y cayó al suelo gritando Aaahhh! Para su sorpresa, oyó una voz a lo lejos que gritaba como él. Con curiosidad el niño preguntó: ¿Quién está ahí? ¿Quién está ahííí…? Le respondieron. Molesto con la respuesta, el niño gritó: Cobarde. Pero le respondieron de la misma manera: Cobardeee… El niño desconcertado le preguntó a su padre: ¿Qué sucede papá? El padre, sonriendo le dijo: Hijo mío, presta atención. Se levantó y dirigiéndose a la montaña, gritó: Te admiro. La voz respondió: Te admirooo... Volvió a gritar: Eres un campeón. Y la voz le respondió: Eres un campeónnn... El niño estaba asombrado y no entendía. Se llama Eco, le explicó el padre, aunque en realidad es la vida. Te devuelve todo lo que dices o haces. Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones. Si deseas más amor en el mundo, crea más amor a tu alrededor. Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean. Si quieres recibir una sonrisa, sonríe a los que conoces. Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida. La vida te dará de regreso, exactamente aquello que tú le has dado. Tu vida no es una coincidencia, es un reflejo tuyo. Alguien dijo: Si no te gusta lo que recibes de vuelta, revisa muy bien lo que estás dando...
viernes, 8 de abril de 2011
Frases de Groucho Marx

“Jamás aceptaría pertenecer a un club que admitiera como socio a alguien como yo” “Éstos son mis principios!… si no le gustan, tengo otros”
“¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”
“El matrimonio es la principal causa del divorcio”
“Humor es posiblemente una palabra; la uso constantemente y estoy loco por ella. Algún día averiguaré su significado”
“Disculpen si les llamo caballeros, pero es que no les conozco muy bien”
“Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar: es realmente un idiota”
“Nunca olvido una cara. Pero en su caso, haré una excepción”
“Claro que lo entiendo, incluso un niño de 5 años podría entenderlo. ¡Que traigan a un niño de 5 años!”
“Desde el día en que cogí su libro me caí al suelo rodando de risa. Algún día espero leerlo”
“¿Por qué debería preocuparme por la posteridad? ¿Qué ha hecho la posteridad por mí?”
“La justicia militar es a la justicia lo que la música militar es a la música”
“La inteligencia militar es una contradicción de términos”
“La televisión ha hecho maravillas por mi cultura. En cuanto alguien la enciende, me voy a la biblioteca y leo un buen libro”
“He pasado una noche estupenda. Pero no ha sido ésta”
“Debo confesar que nací a una edad muy temprana”
martes, 5 de abril de 2011
TÚ ERES...
domingo, 3 de abril de 2011
ORACIÓN PARA SONREIR

Señor, bendícenos con la capacidad de sonreír siempre con sinceridad y desde nuestros corazones. Señor, renueva mi espíritu y dibuja en mi rostro sonrisas de gozo por la riqueza de tu bendición. Que mis ojos sonrían diariamente por el cuidado y compañerismo de mi familia y de mi comunidad. Que mi corazón sonría diariamente por las alegrías y dolores que compartimos. Que mi boca sonría diariamente con la alegría y regocijo de tus trabajos. Que mi rostro dé testimonio diariamente de la alegría que tú me brindas. Gracias por este regalo de mi sonrisa, Señor. Amén.
Madre Teresa de Calcuta
MATONESA Y CAFÉ

UNA HISTORIA DE MALVINAS

Hacía pocas semanas que mi familia y yo estábamos de regreso en la Argentina después de un periodo viviendo en el extranjero. Corría el año 1982. Sin darnos cuenta, de pronto, el país estaba en guerra. ¿La Argentina en guerra? Eran dos palabras que no se habían pronunciado juntas jamás. Recuerdo a mi viejo repitiendo sin cesar: "No puede ser que mi Argentina esté en guerra". En el colegio nos pidieron escribir una carta al "Soldado Desconocido" y sin tener mucha conciencia de lo que sucedía, de lo que era una guerra, la escribí y las enviaron a su destino: las Islas Malvinas". Un tiempo después recibí una carta de un soldado: el soldado Alejandro Príncipe, un nombre que quedaría grabado en mi memoria por el resto de mi vida. El soldado Príncipe me contaba sobre las islas y el frío, cosas que eran desconocidas tanto para él como para mí hasta ese momento. Recuerdo haber contestado la carta, pero poco tiempo después, fue regresada al remitente. Corría junio, justo el mes en el que la guerra terminaba. Cómo saber qué había sucedió: ¿seguía con vida o ya estaba de regreso por el fin de la guerra? *** Una tarde de 1991, me dirigía a mi trabajo y el colectivo en el que viajaba, se detuvo frente al Monumento a los Caídos en Malvinas, en el barrio de Retiro, frente a la plaza San Martín. Inmediatamente bajé y me dirigí al monumento para buscar ese nombre que no deseaba encontrar. No recuerdo si los nombres plasmados en el monumento estaban en orden alfabético, pero recuerdo recorrer cada uno de ellos, muy lentamente, para cerciorarme que ese nombre que tanto recordaba, no estuviera escrito allí. Mi corazón latía cada vez más fuerte a medida que recorría los nombres hasta llegar al final. Con lágrimas en los ojos, recuerdo llegar hasta el último nombre y con una gran alegría, me dije a mi misma: "¡Qué suerte! ¡Está vivo!" Las lágrimas comenzaron a caer sin cesar. Este soldado, que jamás había conocido y de quien sólo había recibido una carta contándome sobre la guerra y cuyo nombre jamás había olvidado, estaba vivo. Ese fue, sin lugar a dudas, un día de inmensa alegría. Intenté buscarlo por Internet. Pero cada vez que escribía su nombre en Google, recibía las mismas respuestas:"Príncipe Andrés de Inglaterra en Malvinas", "Príncipe Guillermo", "Príncipe en Malvinas" No lograba dar con el nombre o con un contacto. Y así fueron pasando los años. Y seguían pasando. El nombre seguía grabado en mi cabeza. Alguien me sugirió averiguar en la Comisión Nacional de Ex combatientes. También lo busqué. Y todo siguió igual: nada. *** Hasta octubre de 2010. Sentada frente a mi computadora, una de esas noches frescas de primavera, una idea pasó por mi cabeza: buscarlo en Facebook. Luego de escribir su nombre en el buscador, aparecieron muchas fotos. Pero fue esa primera imagen la que atrajo mi atención. Alejandro Príncipe. Mi corazón comenzó a latir como aquel día en el Monumento. "¡Es él, es él!", grité. Comencé a buscar una forma de enviarle un mensaje, pero no encontraba la forma de hacerlo. Mientras mis dedos temblaban sobre el teclado, mi ansiedad crecía por no poder enviarle un mensaje. Lo único que podía ver en su perfil eran sus páginas favoritas:"Las Malvinas son Argentinas", "Nunca nos olvidemos de nuestros Héroes","1.000.000 de fans para que nos devuelvan las Islas Malvinas". Era él, estaba segura que era él. Pero no tenia forma de enviarle un mensaje. Fue entonces cuando decidí contactar a una persona que tenia su mismo apellido. Después de disculparme por el atrevimiento de contactarla, le explique cuál era la situación y le pedí que si estaba a su alcance, le comunicara a Alejandro que necesitaba comunicarme con él. *** Fue un viernes de octubre de 2010, al volver de mi trabajo, cuando encendí mi computadora y me encontré con una de las sorpresas más lindas que había tenido en mucho, mucho tiempo. Un mensaje de aquel soldado Alejandro Príncipe. "Soy Alejandro Príncipe y estuve en Malvinas. Si estás segura que soy yo, por favor contactate conmigo. Para mí es muy importante". La emoción que me invadió fue indescriptible. Después de 28 años, logré encontrar al ahora ex combatiente, que un frío invierno de 1982, me enviaba una carta desde la guerra. Desde el horror de la guerra. Desde las frías islas del sur: Nuestras Islas Malvinas. ¡Siempre argentinas! *** Lo que siguió a ese mensaje, fueron mas mensajes, y mails, y llamados, cargados de historias llenas de alegría, emoción y lagrimas. Desde Buenos Aires hasta San Luis, se había creado ese puente de alegría, emoción y lagrimas. Y una tarde de noviembre, decidimos encontrarnos. Era un día muy especial. Era el día en que ese nombre que sonó en mi cabeza durante 28 años y estaba vivo, finalmente se encontraba con un rostro y un héroe de la Patria. Nos encontramos cerca de un shopping, entre nervios y abrazos, como si hubiésemos sido amigos de toda la vida. Ese mismo día, conocí a una de sus hijas: Estefanía. Compartimos una simple pizza entre historias, risas, lágrimas y emociones. *** Y es hoy un honor, Alejandro, haber encontrado a un amigo que busque por mucho tiempo. Y es simplemente hoy, 2 de abril, que quiero brindarle este homenaje, tanto a este ex soldado de la Patria, Alejandro Príncipe, como a todos aquellos héroes que son y serán siempre, los que dejaron su vida para defender con valor a estas Islas Malvinas, que son y serán por siempre argentinas, porque están rodeadas por los colores de la bandera, la celeste y blanca de la patria. "Con emoción te agradecemos soldado de las Malvinas, siempre en ti y en nosotros viven nuestras islas Argentinas." Anna Ingala
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