Fue alrededor de las 18 hs en San Telmo. Desde el balcón de un 7º piso, desde la misma ventana que la lluvia golpeaba insistentemente, apareció el sol pidiendo permiso.
No quizo salir solo. Trajo de la mano a un enorme arco iris, multicolor y brillante que abrazó de lado a lado la tarde gris.
Yo, cazadora de arcos iris, enseguida lo busqué. Y lo encontré. Allí estaba. Peleando un lugar entre las nubes que se disputaban el mismo espacio. Por tres minutos se presentó. Sublime. Hermoso. Para que todos los cazadores de arcos iris, como yo, lo vieran.
Pedí deseos. Tengo muchos deseos que involucran a muchas personas: Salud, vida plena, prosperidad para mis seres queridos. Y para mí, que también me hace falta.
Por nuestro país, por nosotros sus habitantes para que sepamos estar a la altura de las circunstancias. Para que dejemos los egoísmos de lado, las descalificaciones, la soberbia.
Que podamos encontrarnos en lo que nos une, en lo que nos identifica, en lo que realmente vale la pena: el Amor.
Solo así seremos grandes, grandes en Dignidad, grandes como Personas.
Cris
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