Hay una Parábola en el Evangelio de Mateo (Mt 13, 3-9) que se llama del Sembrador. Allí se relata como un sembrador que salió a sembrar al esparcir sus semillas, éstas cayeron en distintos tipos de terrenos obteniendo diferentes resultados.
Hay varias cosas en mi vida que las hago desde esta esperanza del Sembrador, quien espera ansioso e ilusionado su cosecha. Siempre deseamos que nos vaya bien. A veces resulta a veces no. Depende de muchos factores, si lo que se propone es viable, si lo dijimos bien, si somos capaces o no, si nos comprometemos con lo que queremos...
De algo estoy segura: las semillas las tiro, si cae en terreno propicio o no a veces no depende de nosotros. De lo que no me arrepiento es de haber esparcido las semillas. El tiempo dirá si podré cosechar.
Es importante el tiempo de los intentos. Aunque no nos salga las cosas como queremos, que no nos quede el gusto amargo de que no lo intentamos.
La vida es de los que se animan a intentar, a hacer nuevas las cosas, a cambiar lo que está fijo, a renovar.
CRIS
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